miércoles, 19 de noviembre de 2008

ÁBRELE LOS OJOS A LA INFANCIA


Acabo de leer lo que se va a hacer para celebrar el Día de la Infancia. La verdad es que me sorprende sobremanera lo de nuestra Sra. Ministra. Emitir "spots" publicitarios. ¡Vaya! Cojonudo. Se conmemora el Día de las niñas y los niños poniéndoles publicidad en la tele y encima acerca de lo que pocos días después nos vamos a lamentar: "La violencia de género". Pero ahí no acaba todo, evidentemente, se van a hacer más cosas, además de concienciar a las madres y padres de no levantar la mano, van a trabajar en la elaboración de una ley que apruebe la prohibición explícita contra todas las formas del castígo físico.

Tengo la confianza de que esto no va a llegar a ningún sitio, no lo de la Ministra, claro, si no mi opinión, jejeje, pero me quedo tan agusto haciéndola y dándola a conocer que si sirve para algo o alguién pues... perfecto.

Volviendo a lo último del primer párrafo, a lo de la prohibición explícita contra todas las formas de castigo físico, yo me pregunto, ¿será de aplicación esta norma para los Centros de Menores? ¡Ojo! No porque tenga conocimiento de que en ellos se den prácticas de castigo físico sino porque los trabajos forzados, la detención involuntaria... también habría que incluirlas como castigos físicos.

No soy psicólogo, ni mucho menos especializado en la psicología del comportamiento, pero evidentemente el buen castigo será aquel que modifique el comportamiento o conducta para el cual se puso. En esto, es bien conocedor de la materia el famoso Juez de Menores de Granada, D Emilio Calatayud y, por supuesto, los menores juzgados por él.

En fin, amig@s, en vez de recurrir por ejemplo a un día de Fiesta donde se juegue en la calle, en las plazas, en los parques, en los jardines; donde la SEGURIDAD del menor, al menos por un día, esté más que garantizada y su ilusión reflejada en la cara de unos padres, unos abuelos y unos vecinos dispuestos a divertirse y recordar su INFANCIA, NO. Pongámosle la tele y simplemente hagamos normas desde los despachos y no desde la realidad de la calle.

Vaya, si nos vieran jugar a las canicas, al trompo, hacer nuestros "monopatines" con tablas y cojinetes, nuestros pilla-pillas, el rescate... cromos, recortables... nuestras canciones... ¿Nos levantarían la mano?

¡Dejémosle ver otras cosas! Al fin y al cabo, que mejor aportación que la que humildemente podamos hacer a la realidad que les está tocando vivir.

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